Es pronto para estar seguro pero parece que ya hemos pasado la peor parte de la escalada de la inflación y a partir de ahora el índice va a crecer menos mes a mes que hasta ahora. En el Reino Unido la inflación alimentaria que mide el Estado se sitúa en el 16.8%, y aunque repuntó hace unos meses, está alcanzando una cierta estabilidad y se espera que empiece a ser menor en los próximos meses. En el Reino Unido estamos experimentando una desaceleración menos intensa que en el resto de países europeos.
Esto no significa que los precios vayan a bajar, solamente que van a crecer a menor velocidad. Sin embargo, sí que algunos precios en la cadena de suministro están bajando. Reuters hace poco informaba de sus análisis, en los que constataba como el precio de algunos inputs de la industria habían subido, pero que muchos otros habían bajado, como el cartón, que a nivel global había bajado un 50%, y el del transporte, entre un 20 y un 30%, respecto al año pasado.
Pues bien, en estas circunstancias Walmart, el primer supermercado mundial, ya ha advertido a sus proveedores que no va a aceptar más subidas de precios de los productos. Las cadenas en UK todavía no han dicho nada, pero seguro que seguirán esta línea y van a ofrecer muchísima resistencia antes de aceptar nuevas subidas de precios. E incluso seguro que empiezan a demandar reducciones de precios en base a estos menores costes, sobre todo las grandes cadenas que compiten con Aldi y Lidl.
La gestión durante los primeros meses de inflación fue bastante dura, y Tesco se significó en esto al enfrentarse con varios de sus proveedores, como Heinz, Colgate y Mars. Los fabricantes querían renegociar precios nuevos, más elevados, para sus productos, pero Tesco se negó a aceptarlos, y los fabricantes dejaron de suplir a Tesco. Vimos, en tres periodos distintos el año, como los supermercados Tesco se quedaban sin las judías de Heinz, la pasta dentífrica de Colgate y las marcas de alimentación para mascotas de Mars. La ventaja de precio que tienen los discounters les está ayudando a ganar muchos clientes, y seguro que el resto de cadenas no querrán ampliar este diferencial.
Y mientras esperamos a ver cómo se desarrolla esta nueva etapa, tenemos otro problema en el punto de venta causado por la falta de producción de verduras en el norte de Europa, y los problemas de suministro desde el sur de Europa. A los ya comunes huecos que hay en las estanterías de alimentación envasada, ahora nos encontramos con que algunas cadenas como Asda y Morrisons racionan la compra de ensaladas, tomates, pepinos etc, porque no son capaces de comprar la cantidad que suelen vender. Y que es algo que viene pasando desde hace unos meses con los huevos, donde una combinación de gripe aviar, subida de costes y no poder recuperarlos, ha supuesto que muchos proveedores abandonen la producción y ya no se produzcan tantos huevos como hace un año, y que la producción no sea la suficiente para abastecer el mercado (algunas cadenas como Sainsbury’s han empezado a importar huevos de otros países europeos, algo que contraviene la promesa de ofrecer siempre huevos ingleses -que tendrían que modificar añadiendo un “cuando haya” para curarse en salud).
Todo apunta a que en el 2023 el gran consumo va a ser una actividad de riesgo.