El precio de la leche es algo que la gran mayoría de compradores se saben de memoria, por la elevada frecuencia de compra. Por esto, es uno de los primeros precios que tocan los supermercados que se lanzan a bajar los precios de sus productos, como lo han hecho la gran mayoría en el Reino Unido los principales supermercados.
Sin embargo, no siempre es algo bienvenido, y porque una minoría de clientes tiene cierta conciencia de lo que significan los recortes de precio, y que en general, antes o después, se traducen en pagar menos a los proveedores.
Es lo que le ha pasado a Iceland, uno de los supermercados más baratos del Reino Unido que anuncia que baja todavía más el precio de la referencia básica de leche, la botella de dos pintas de leche pasteurizada y refrigerada. Ayer anunció que el precio de la leche iba a ser de 89p (el resto de supermercados la tienen a £1 y los precios normales iban de £1.15 a £1.30) y unos cuantos consumidores manifestaron su disconformidad en las redes sociales. Posiblemente no sean clientes de Iceland, y los propios clientes estén contentos con la medida, pero no deja de reflejar que en UK hay mercado para los valores, no muy grande, pero importante y que las empresas pueden atender.
[…] a conocer su situación. En general los consumidores tienen una buena imagen de los ganaderos, y no siempre se ven como positivas tanta rebaja de precios, aunque también hay grupos que lejos de tener una imagen bucólica de la producción piensan que […]
[…] interpretar este movimiento? Algunos consumidores se habían quejado en su momento de la bajada de precios, y que los ganaderos paguen los platos rotos de la guerra de precios entre […]
[…] La guerra de precios naturalmente supuso recortes en su precio, e incluso se dio una especie de carrera por reducir el precio varias veces para demostrar que se era el distribuidor más barato. Y lo curioso es que estas noticias no siempre fueron bien recibidas por los consumidores. […]